El Mercado que se niega a desaparecer…

"Comerciantes del Mercado de la Flores, ubicado en la esquina de San Luis al final de la avenida Fuerzas Armada, se muestran contrarios al proyecto de construcción, en los espacios que actualmente ocupan, de un terminal para la ruta del Bus-Caracas, pues consideran que forman parte de un patrimonio cultural. El Bus-Caracas es un proyecto que presentó a finales de 2006 la Alcaldía de Caracas y para lo cual la Presidencia de la República asignó Bs. 250 millardos para comenzar los trabajos. No obstante fue hace una semana cuando, según Aníbal Isturdes, conservacionista y promotor social de la parroquia San José, representantes del ayuntamiento presentaron a la comunidad un vídeo sobre cómo serán transformados esos espacios con la apertura del nuevo canal para el transporte público que llegará hasta La Bandera. En ese sentido pidió que se instale una mesa técnica, con la participación de los alcaldes, para que se discutan otras opciones y se descarte la desaparición del mercado que se remonta a la llegada de los galipaneros. Se prevé que el Bus-Caracas abarque las avenidas Fuerzas Armadas, Nueva Granada y un ramal hacia El Cementerio. Serían 14 estaciones y tres terminales. La propuesta de Isturdes es que es que el de San Luis no esté en el mercado sino en la bomba de gasolina que está cercana. De esa forma no se rompería con el urbanismo del centro de acopio de las flores. Lo otro que plantea es que éste se remodele y se convierta en un centro cultural y artístico con fines turísticos."
extraído de guia.com.ve


Atendiendo a sus funciones legales de proteger el patrimonio cultural de la nación, el Instituto del Patrimonio Cultural (IPC), ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, trabaja de la mano con la Alcaldía del municipio Libertador en el proyecto de Bus Caracas.

Este trabajo mancomunado es con el fin de que no se vulneren simbólicos patrimonio capitalinos como son el mercado de Las Flores de San José, ubicado en la esquina de San Luis que tiene la declaratoria de Bien de Interés Cultural por su registro en el Catálogo del Patrimonio Cultural del municipio Libertador y el Cementerio General del Sur, Monumento Histórico Nacional según la Gaceta Oficial N° 32.492 de fecha 9 de junio de 1982.

Por lo tanto, se informó que la alcaldía, apegándose a la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural de Venezuela, entregó al IPC el proyecto de Bus Caracas, el cual ya fue evaluado por la Dirección de Protección Integral y entregado con las respectivas asesorías.

Entre las recomendaciones dadas por los arquitectos destacan el conciliar el proyecto de Bus Caracas con la regular actividad del mercado Las Flores. Para ello se recomienda que el sitio debe conservarse colocando dos plazas anexas a la estación terminal que allí funcionaría, provistas de locales acordes para el expendio de esta mercancía con condiciones estructurales adecuados, garantizando servicios de calidad y asignando desde ya locales a los vendedores existentes.

más información a través de El Ministerio del Poder Popular de la Cultura

Levantamiento y visita al mercado de las flores

La Universidad Central de Venezuela ha enviado a una comisión de estudiantes que al realizar su correspondiente trabajo comunitario, devuelven a la ciudad uno de sus lugares más emblemáticos, informandose y preocupándose por la precaria situación que conllevaría la creación de una estación para el BusCaracas.







Monumentos Históricos

Monumentos históricos. Parroquia San José.

En el perímetro de la Parroquia San José, existe un conjunto de edificaciones que son consideradas monumentos históricos de renombrado valor arquitectónico, que en su momento, fueron testimonio de vida y etapas de desarrollo urbano de la ciudad. Así se destacan:

La Iglesia San José (declarada Patrimonio Nacional)

El 2 de Enero de 1889 el presidente Juan Pablo Rojas Paúl, decretó la construcción de un templo en la Sabana de Ñaraulí, antiguo nombre del lugar que nueve meses después se llamaría Parroquia San José. La nueva Iglesia estaría dedicada a San José, patrono de su esposa Doña Josefa Báez.

La construcción del templo estuvo a cargo del ingeniero Landaeta. Los trabajos se iniciaron el 5 de Febrero de 1889 y marcharon con tal celeridad que la obra quedó terminada en nueve meses.

“El 19 de Octubre quedó erigida canónicamente la Parroquia San José bajo el Decreto del Arzobispo Críspulo Uzcátegui y bajo la presidencia de Rojas Paúl. Sin embargo, no fue sino el 8 de Noviembre cuando tuvo lugar la inauguración del nuevo templo y su bendición”.

Con esto y otras obras religiosas el Presidente Rojas Paúl respondió a la política anticlerical de su antecesor el General Guzmán Blanco.

En la memoria del Ministerio de Obras Públicas de 1889 se encuentra un acta en la que se describe que “quedó fijado la construcción del templo el solar que, calle por medio, está frente a la Jabonería del señor Martín Tovar Galindo, con la fachada al sur y frente con la plazuela de por medio, a la calle que de este a oeste pasa por allí”

Es importante señalar que esta Iglesia guarda en su seno importantes reliquias. San José tiene 11 telas: 5 antiguas, 4 de fines de siglo pasado, 1 de 1904 y la última contemporánea sobre una escena del Vía Crucis del pintor húngaro Mihalovich.

El órgano de la Iglesia, traído de Francia para la inauguración del edificio es de los de mejor calidad en su género. El reloj público de San José estuvo muchos años en la torre de la Catedral. Fue construido en 1881 en Inglaterra y desde ese entonces estuvo funcionando ininterrumpidamente hasta hace 15 años aproximadamente. Desde entonces las autoridades eclesiásticas han venido solicitando al Estado, el que colaboren con el arreglo de esta importante reliquia. Por ejemplo, hasta la fecha el reloj continúa sin funcionar.
Desde su fundación son 15 los párrocos de la Parroquia San José, el primero, José María Fortuoul y el actual es el Monseñor Jaime Fraga Fernández, quien desempeña su labor desde el año 1974 aproximadamente.

Quien lo antecedió fue el Monseñor Juan Francisco Hernández, párroco de la Basílica Santa Teresa. Se desempeñó como encargado de San José desde el año 1946 al 1974. Durante su período parroquial se restauró el templo, se consolida la estructura del edificio parroquial de 4 pisos. Escuela Parroquial de San José (oficinas, auditorio, kinder y Escuela Básica). La vivienda de los sacerdotes, así como los servicios de asistencia médica que se realizaban en el Dispensario Parroquial para gente de pocos recursos económicos.

Escuela de Medicina “José María Vargas”

Esquina San Lorenzo, al lado del Hospital Vargas. “Cuando por razones políticas la UCV fue cerrada en 1912, un grupo de médicos logró que en 1916 fuese abierta una escuela de medicina, que fue adscrita al Ministerio de Instrucción Pública y funcionó en este local hasta que en 1922, la Universidad fue abierta de nuevo por las autoridades.

Varios médicos notables egresaron de esa escuela, entre ellos los doctores Pedro Gonzáles Rincones, Héctor Landaeta Payares, Antonio José Castillo, Gustavo H. Machado, Bernardo Gómez, José Izquierdo y Martín Vegas. Después quedó el edificio para las prácticas de anatomía, hasta que fue sustituido en los años sesenta por la nueva Escuela de Medicina José María Vargas, concebida esta vez para descongestionarla de la Universidad Central, con una capacidad de 500 alumnos y como fase inicial de una completa remodelación y ampliación de los servicios del viejo Hospital.

Proyecto del arquitecto Nelson Douahi Benítez, consta de una torre de 9 pisos para las instalaciones docentes, laboratorio y un observatorio, un cuerpo bajo donde están la dirección y administración, auditorio, cafetería y centro de estudiantes y con la supresión de una calle, incorpora al conjunto la placita del frente”. Placita de San Lorenzo, cuyo antiguo nombre era “San Lázaro”.

Hospital Vargas

Avenida Norte, entre las Esquinas de San Nicolás y Monte Carmelo. Construido en 1888 y 1890. Reemplazó los antiguos hospitales de la época colonial. La iniciativa de esta obra se debe al Presidente Rojas Paúl, quien dictó el decreto de construcción el 16 de Agosto de 1888. El proyecto fue elaborado por el ingeniero Manuel Muñoz Tébar. El edificio fue inaugurado el 1 de enero de 1891 por el Presidente Andueza Palacio, sucesor de Rojas Paúl.

Complemento del Hospital fue el edificio de Cirugía construido en 1910. El proyecto fue elaborado por el ingeniero Manuel Felipe Herrera Tovar, quien comenzó la obra.

Con el tiempo se han ido incorporando otras instalaciones o unidades de servicio médico y paramédico al Hospital. Banco de Sangre, Sala de Consulta Externa (especialidades médicas), Servicio de Dermatología. También se encuentra el edificio residencial del Cuerpo de Médicos del Hospital, ubicado detrás de la estructura hospitalaria, entre la esquina de Pirineo y San Francisquito.

Asilo de Mendigos (Oncológico Luis Razetti)

Entre 1935 y 1938, en unos terrenos pertenecientes a la Estación Experimental de Arquitectura ubicados en la zona de Cotiza, se realizó el centro sanitario conocido inicialmente como Asilo de Mendigos, obra del arquitecto Luis Eduardo Chataing. Posteriormente en estas instalaciones funcionó la Escuela de Enfermería y más tarde hacia 1955, la estructura sufre una reconstrucción para instalar el Instituto Oncológico Luis Razetti.

Jefatura Oficial

Edificio oficial de los años treinta de este siglo. Formó parte de un programa de dotación de Instalaciones Administrativas en las parroquias caraqueñas, con la peculiaridad de tratarse de un edificio tipo, de líneas Art-Deco, concebido para ser implantado en cada parroquia. El único que queda en pié es el de San José, con algunas modificaciones en su diseño original. La Jefatura, próximamente será declarada Patrimonio Nacional.

Casa del Doctor José Izquierdo

Aunque el Doctor José Izquierdo nació en la parroquia Santa Teresa o Santa Ana, fue un cabal y representativo vocero de San José. Fue San José su querencia y su talla.

Médico creador de la Cátedra de Anatomía de la Escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela.

Cerca de la esquina de León de San José, está ubicada la casa donde vivió durante largos años el ilustre médico. La casa funcionó anteriormente como Centro Cívico Cultural y hoy es sede de la Escuela Grupo de Educación Básica “Bernardo O’Higgins”.
Castillo de San José:

Castillo esotérico de 3 pisos, en sus sótanos reposan cofres con reliquias y pergaminos que son Documentos Manuscritos dignos de estudio por la Arqueología de nuestros tiempos.

La reconstrucción del castillo de San José se debe al maestro Jesús Guédez, del castillo de los Prados de Horlaya, quien en el año 1947 fundó la logia “Asociación Nacional Kristios Orcónicos Atlantes (AKOA)” con personalidad jurídica y la sede física en el castillo.

Manifestaciones Culturales

En todo el ámbito de la Parroquia San José existe una multiplicidad de manifestaciones culturales las cuales en su mayoría se caracterizan por ser del tipo popular religioso, siendo quizás las de mayor aceptación y raigambre dentro del contexto comunitario.

Estas manifestaciones han sido mantenidas en el tiempo y el espacio gracias a la voluntad de los propios Josefinos, conservando rasgos de tradicionalidad enriquecidos con nuevos elementos propios de la modernidad que han surgido a través de los diferentes procesos sociales vividos en los márgenes de ésta localidad.

La celebración del día de San José (Santo Patrono de la Parroquia), representa una de las conmemoraciones de mayor peso en la comunidad, no sólo por su alto contenido devocional religioso, sino porque además se constituyó, desde que la parroquia fue afectada por los Planes de Renovación Urbana en el año 1976, en elemento cohesionador de toda una comunidad que se resistía a morir. Muestra fehaciente de lo que algunos han definido como cultura de resistencia, pues expresa además del amor y la fé en el santísimo, un símbolo de lucha por conservar la identidad y la memoria histórica de esta comunidad.

Los Arrieros de Galipán

“En la esquina de San Luis, donde actualmente finaliza la Avenida Fuerzas Armadas, era el lugar donde terminaba la calle Real de San José, que venía subiendo desde el Socorro, San Ramón, Crucesita hasta llegar a San Luis. Esta esquina no era como actualmente la ven los caraqueños, era un lugar angosto, bloqueado de bodegas por todas las esquinas y muchos árboles entre los cuales la vieja Ceiba que aún esta allí y que es tradicional en San Luis. Allí llegaban todas las mañanas las recuas de burros, que venían descendiendo desde Galipán y Los Venados con sus cargas de flores, duraznos, fresas y otras frutas exquisitas que se cultivaban en nuestra providencial montaña, el cerro del Ávila.

En la esquina de San Luis llegaban los arrieros, dejaban su carga en las pulperías, principalmente en la de Don Juan o la de Don Rafael, con la mayor confianza, mientras ellos iban a hacer sus arreglos para regresar. Se proveían de víveres de vituallas para la casa y existía una confianza tan grande y la gente era tan honesta en ningún momento se le ocurría a ningún arriero cuando retiraban sus duraznos, sus fresas o sus flores, recontar a ver si estaba completo o no”.

Historia de la Parroquia San José

Introducción

El objetivo central de este trabajo es presentar una propuesta desde, por y para la Parroquia San José, la cual será utilizada como herramienta de acción comunitaria al servicio del desarrollo local.

Historia Local, Memoria colectiva, organización popular.

Así se llamaba entonces, La Sabana de Ñaraulí

A los pies del Guaraira Repano, nacía en abundancia una frondosa y muy hermosa planta silvestre llamada Ñaraulí. Su crecimiento se propagaba en forma vertiginosa por todo el sector que a lo lejos tomaba forma de sabana, paso obligado de los españoles en su descenso hacia El Valle. Así comenzó a llamársele entonces, La Sabana de Ñaraulí, que para los primeros pobladores de Caracas sólo la nombraban para hacer recordar las batallas que se libraron entre los españoles y aborígenes del lugar.

A raíz del terremoto de 1812, la Catedral de Caracas también sufrió el castigo de la madre naturaleza, quedando destruida casi en su totalidad, entonces el prelado construye en la Sabana de Ñaraulí, una capilla de bahareque que fungió de Metropolitana provisional.

El 2 de enero de 1889, el Presidente Pablo Rojas Paúl, decreta la construcción de un templo en aquella parte de la ciudad. La nueva iglesia estaría dedicada a San José, patrono de su esposa Doña Josefa de Báez. Los trabajos de construcción del templo de San José se iniciaron el 5 de febrero de 1889 y culminaron 9 meses después.

Nace la nueva Parroquia San José

La construcción de la iglesia fue el elemento definidor de la nueva Parroquia San José. El 16 de Octubre de 1889, bajo la presidencia de Rojas Paúl, San José quedó constituida, junto con La Pastora, en parroquia civil y eclesiástica, desmembrando de Candelaria todo el patrón que se extiende al Norte de la Calle Este 7. Siguiendo la tradición caraqueña de dar nombre a las esquinas, la mayoría de estas, en San José fueron bautizadas con nombres de santos, pero no fueron nombres de origen popular sino que fueron adjudicados expresamente.

En el contexto se fueron generando las más variadas formas de vida. La religión influía en forma determinante en el comportamiento de los feligreses, quienes apartaban horas de su jornada para asistir a misa. El crecimiento demográfico de la parroquia se hacía latente. Las casas que antes eran de bahareque y adobe comienzan a ser construidas con cemento, lo que generó nuevas formas de trabajo entre los habitantes del sector. El aspecto económico era muy incipiente para el aquel entonces. Los ingresos de los habitantes provenían de los trabajos realizados en el centro de la ciudad, en oficios como pulpero, barbero, carnicero. Otros trabajaban en las haciendas.

Tranquilidad y sosiego era parte de la cotidianidad del parroquiano. Entre las costumbres mas resaltantes estaban los festejos de Carnaval, los paseos a Galipán, las actividades culturales de carácter benéfico. Las calles empedradas servían no sólo de tránsito, sino también eran caminos que recorrían los vecinos en francas tertulias. La amistad estaba ligada al respeto. Por las tardes los parroquianos sacaban sus sillas y frente a sus casas, entablaban conversaciones.

“El vecino era el amigo que tenía cantidad de años de vecino, el que con el tiempo estaba familiarizado, al que llamábamos compadre, porque siempre los compadrazos salían de aquí, el compadre que ya formaba parte de la familia, o el maestro que era amigo de todos, la maestra que se casaba con uno que ya había sido su alumno, el médico de familia que atendía el parto o la enfermedad de alguien de la casa, la comadrona que había asistido al parto de cualquier cantidad de personas. Nos familiarizábamos tanto. Éramos pocos y las calles no eran tan anchas”.

Con la llegada del tranvía se comienza a vivir en el lugar una especie de asombro que no duró mucho tiempo, pues los vecinos inmediatamente se acostumbraron y la estación final pasó a ser lugar de concentración.

La piqueta del Progreso avanza destruyendo lo que todos querían conservar

En el año 1945, aparecieron las primeras edificaciones. Eran edificios de poca altura. Más tarde se construye la Avenida Fuerzas Armadas (durante la dictadura de Pérez Jiménez). A partir de ese momento se fue operando un proceso desordenado de construcciones, de edificios de gran altura, que desfiguraron la imagen tradicional del lugar. “…Cuando construyeron la Fuerzas Armadas sentimos que nos separaban y que nos arrancaban un pedazo de nosotros…” La nostálgica callecita empedrada pasó a ser parte del recuerdo. La famosa picota ya comenzaba a destruir la memoria histórica y los sueños de muchos vecinos al ver que sus casas, de tantos años, habían sido convertidas en escombros.

El proceso migratorio se da en San José prácticamente desde sus inicios llegando al lugar no sólo etnias nacionales provenientes de la provincia o interior del país, sino también de otras nacionalidades (españoles, portugueses, italianos), que con el tiempo se convierten en etnias binacionales, biculturales, las cuales con sus costumbres introducen nuevos elementos a la dinámica cultural de la comunidad. Detrás de estas migraciones fueron apareciendo en el sector nuevo comercios: panaderías, abastos, carnicerías, quincallas, ferreterías, entre otras, introduciendo nuevas formas en la economía de esta localidad.

Un 4 de mayo de 1976, los Josefinos fueron sorprendidos por una terrible noticia. Carlos Andrés Pérez había emitido un decreto, el 1551, mediante el cual quedaban sujetas a la expropiación 11 hectáreas de San José para utilidad pública y social. Desde ese momento se iniciaba para los habitantes de San José una pesadilla plena de incertidumbre y angustia, pues se trataba de poner en práctica un plan urbanístico que pretendía arrasar “bajo la piqueta del progreso”, el testimonio de un pasado que todos querían conservar, sus calles, sus casas, sus joyas arquitectónicas, sus tradicionales costumbres, su manera de vivir.

Ante la justificada alarma de la colectividad Josefina, los vecinos deciden organizarse. Cabe destacar que entre las primeras personas que dieron su grito de guerra ante la desesperante situación fue la señora María Rodríguez de Isturdes, quién al consultársele sobre el hecho dijo “A mi no me sacan de mi casa sino muerta”.

Este grito de guerra fue el ejemplo a seguir, tomándose como bandera por la comunidad que se sumó a la defensa de sus casas, de sus vidas. Pero como había que dar una respuesta clara y contundente, además con sentido legalista, algunos vecinos deciden constituir el Comité Cultural, Conservacionista y de Defensa de la parroquia San José, cuyos integrantes son parte de la historia parroquial. Tal es el caso del Doctor Esteban Ibáñez Peterson, quien propuso que se colocaran banderas negras a todas las casas como símbolo de luto, ya que con la demolición estaban matando a la parroquia.

El deterioro de la parroquia lucía incontenible. El gobierno tenía apremio en desalojar, los viejos moradores comenzaron a sufrir un proceso de marginalización. Muchos fueron ubicados provisionalmente en barracas que con el tiempo se hicieron eternas. Muchas familias se vieron obligadas a vender sus viviendas. Algunas casas que habían sido desalojadas, no fueron demolidas y se convirtieron en casas de vecindad. A pesar de todo, la comunidad de mantenía en pie de lucha, y a lo largo de todo ese proceso se hace necesario destacar el papel que jugó la Iglesia representada por el Monseñor Jaime Fraga, quien no sólo sirvió de guía espiritual, sino que acompañó a la comunidad en defensa de su parroquia, lo que le dio un vuelo a las actividades realizadas por la Iglesia. La oración adquiere un mayor poder de convocatoria que logra cohesionar a la comunidad, pues además de la fe y la esperanza, trae consigo una carga de protesta.

Un 28 de agosto de 1976, los vecinos de San José con la colaboración incondicional del Monseñor Jaime Fraga, párroco de la Iglesia, decidieron recorrer las calles de la parroquia en procesión, cantando y rezando himnos religiosos, como acto de protesta por el decreto de demolición que amenazaba la parroquia.

“…No llevamos pancartas, ni voceamos discursos, ni consignas, sólo repartimos hojas sueltas en defensa de nuestra tradicional parroquia…” fue como los propios Josefinos lo dicen, una manifestación sin precedentes. Expresión de una rebeldía silenciosa cargada de rezos, cánticos y lágrimas de gente afligida que sufría al verse de pronto expulsada de sus hogares, ya que para todos ellos San José, su hogar, era su vida.

El Comité de Defensa no cesó su lucha, por el contrario, la intensificó y comenzó a desplegar una serie de manifestaciones en defensa de su morada. Gracias a sus denuncias y movilizaciones constantes, los vecinos logran detener los proyectos urbanísticos expresados en los Decretos 1551 y 1832. Hecho que se conquistó el 26 de junio de 1986, fecha que ha sido considerada histórica para la parroquia San José.

Es así como, gracias a la resistencia de toda una comunidad se logra conservar parte de su valioso Patrimonio Histórico, pero queda en el recuerdo el profundo daño causado a la identidad cultural de esta parroquia y a los viejos moradores que fueron desgarrados de su lugar de origen por la instrumentación de políticas gubernamentales reñidas con los intereses de la comunidad.